La Cenicienta, un cuento musical de Marise Monteiro, relata el tierno cuento de hadas que nos enseña a no perder las esperanzas, a pesar del trato cruel que recibe nuestra heroína por parte de su madrastra y hermanastras, es valiente y bondadosa.
Con música original de Martín Bianchedi, la puesta en escena conjuga la alegría y el ritmo de una comedia musical, con canciones y coreografías donde se aprecian diferentes géneros musicales que invitan a cantar y bailar, con la magia del teatro negro, mediante el cual recreamos un mundo imaginario donde los personajes vuelan y los objetos adquieren inesperadas dimensiones. El cuento de la Cenicienta siempre ha resultado atractivo, no solamente porque está en el imaginario infantil de todo el mundo, sino porque en su contenido se mueven sentimientos y relaciones básicos. La historia de la niña maltratada por su madrastra y sus hermanastras, que, a pesar de las injusticias que soporta, es alegre y gentil, y finalmente es premiada por un ser mágico y puede enamorar al hijo del rey y acceder a su palacio, es una buena historia de celos, rivalidades e injusticias, con un final donde las cosas se ubican en su lugar y la víctima tiene, por así decirlo, su grandiosa revancha. Con este relato los adultos regresan a esos sueños ingenuos de la infancia con princesas lindas y buenas, príncipes galantes, capaces de superar los prejuicios sociales de la corte por el amor, y hadas madrinas que aparecen cuando más se las necesita. Y los niños se dejan llevar por la fantasía y el romanticismo, a la par que aprecian y sostienen con energía el sentido de justicia que recompensa a “los buenos”.
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